martes, 29 de noviembre de 2011

Los necesitados exigentes

LOS NECESITADOS EXIGENTES
Si bien la época de Navidad se caracteriza por ser aquella en la que la gente abre su corazón, esto no significa que deban fomentar a la flojera de la gente. Muchas veces, las personas consideran que la mejor manera de ayudar a la gente pobre, es donándole ropa o comida antes que dinero, pero existen los pobres “exigentes” que no quieren recibir estos regalos y prefieren recibir efectivo; lo cual resulta molesto para quienes dan sus contribuciones con las mejores intenciones. Es increíble como estas personas parecen estar hambrientas y pasando frio, pero aún así no quieren recibir alimento o vestimenta alguna.
No es novedad que existan personas pobres en la ciudad, esto es algo de que se ve todos los días, sin embargo en las épocas de fin de año es cuando más observamos la migración de los indígenas provenientes del norte de Potosí, los cuales se asientan en las calles, muchas veces impidiendo el libre tránsito de peatones por las aceras.
El problema no es en sí que esta gente venga a la ciudad en busca de lo que llaman “una mejor suerte”, el problema en realidad es que muchas de estas personas son totalmente aptas para trabajar; la mayoría no se ve limitada de alguna forma para no hacerlo, pero cuando se les ofrece esta oportunidad, como una forma de ayuda, éstos se niegan y prefieren que se les regale dinero.
Muchas veces, a las mujeres que están pidiendo limosna, se las ve rodeada de varios niños, y uno cree que todos ellos son sus hijos; sin embargo resulta que no todos ellos lo son, pero la imagen que dan de ser madres de tantos niños, es más conmovedora, y por ende, apela a mayor bondad por parte de las personas que quieren ayudarlas. ¿Cuántas veces no habremos sido engañados con casos similares? Y a pesar de ello, seguimos ayudando a estas personas, porque en cierta manera nos hace sentir mejor con nosotros mismos y queramos o no, nos hace ver bien ante los demás.
Los paceños, se caracterizan por ser solidarios con los desposeídos, pero esto también se convierte en un arma de doble filo en épocas de fin de año; ya que si le das una moneda a un niño, otro ve el acto y también quiere una, y en menos de dos segundos hay casi diez niños a su alrededor que también quieren recibir algo; al final o se termina regalando más de lo que uno tiene previsto, o se puede terminar enojado e irse del lugar. Lo mismo pasa cuando la gente pobre toca a la puerta, primero aparece una familia y uno decide ayudar dándole lo más que puede, a los pocos momentos aparece otra, a la cual también se trata de darle lo mismo; el problema surge con las demás que aparecen, ya que llega un punto en el que no se sabe qué más dar, pues debemos aceptar que uno no siempre tiene el tiempo para atender a tanta gente.
Sin duda, para estas personas que llegan desde tan lejos, el venir  hasta La Paz en busca de lo que llaman una “mejor suerte”, ha resultado una buena opción, pues estas personas se siguen dando cita año tras año y cada vez el número de migrantes crece enormemente. Y no es un secreto que existen personas que ayudan con grandes cantidades de dinero y diferentes efectos; los cuales resultan  suficientes para que los necesitados vuelvan a su lugar de origen y destinen lo recolectados a sus distintas actividades, para volver con la misma esperanza el año que viene.

Alejandra Calancha Barrios

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